Ciudad de México, 9 de julio de 2020. Para transformarse, resurgir, ajustar o escalar sus modelos de negocios frente al reto que supone la recuperación económica tras el COVID-19, las empresas deben ubicar cuatro comportamientos que presentó la firma de consultoría KPMG.
La empresa indicó que de acuerdo con el análisis Rumbo a la recuperación tras COVID-19, el camino hacia la recuperación depende de variables relacionadas al desenvolvimiento de la pandemia y el comportamiento a nivel macroeconómico.
A nivel de industria y empresa, en KPMG visualizamos cuatro comportamientos o curvas de recuperación. En este sentido, cada industria o empresa, dependiendo del escenario de recuperación y del grado de cambio esperado en la propia industria y su cadena de valor será importante cuente con una estrategia ágil, enfocada en el entendimiento de los cambios en los hábitos de consumo y con alta capacidad de flexibilizarse”, dijo Carlos Millán, Socio de Global Strategy Group de KPMG en México.
El mapa a la recuperación elaborado por la empresa considera cuatro comportamientos:
I. Replanteamiento sustancial. En este escenario se encuentran empresas que luchan por recuperarse de la disminución “permanente” de la demanda, y que no cuentan con capital suficiente para soportar una contracción prolongada o la ejecución errónea de una transformación digital. Algunas de estas empresas pertenecen a sectores como: aerolíneas, retail, educación privada, energía, hoteles, restaurantes, entretenimiento. Entre los principales retos de este cuadrante están: reenfocar el modelo de negocio; evaluar la reconfiguración de la cadena de suministro, y dirigir las iniciativas de transformación de negocio hacia un retorno de inversión inmediato.
II. Transformarse para resurgir. Existirán organizaciones que puedan recuperarse gradualmente y requieran reservas de capital para resistir y transformar sus modelos operativos bajo nuevas prioridades y modelos de consumo. Algunas de estas empresas pertenecen a los siguientes sectores: viajes y ocio, automotriz, productos duraderos, otras manufacturas industriales, servicios profesionales, seguros, servicios de salud, bienes raíces o construcción. El distanciamiento temporal exige acciones enfocadas en la experiencia del cliente, así como transformar el modelo de negocio asumiendo aspectos de sostenibilidad y responsabilidad social, a fin de que la empresa se diferencie de la competencia.
III. Ajuste del modelo de negocio. Las empresas sufrirán los efectos de la contracción económica, pero podrán recuperarse a medida que la demanda regrese a su volumen habitual, tal es el caso de: instituciones financieras, los sectores de bienes de consumo, agricultura y transporte. Entre los retos de estas industrias destaca que los clientes solicitarán servicios en la medida en que sus prioridades de consumo sean satisfechas. Los niveles de demanda podrían regresar a su estándar; sin embargo, solo prevalecerán los competidores mejor preparados.
IV. Escalamiento. Las compañías que escalen serán las que tengan a su favor los cambios en los hábitos de consumo, entre ellas se encuentran: ventas en línea, telecomunicaciones, entrega de comida a domicilio, medicina a distancia, gestión de activos y capital privado, ciencias de la salud y farmacéutica, plataformas de interacción y medios digitales. La transformación de dichos hábitos de consumo ha generado un importante impulso en las ventas, por lo que pueden aprovecharse los beneficios con una estrategia clara que mantenga la competitividad con un enfoque local y que ofrezca cercanía con el consumidor.