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Meméxico lindo y…

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Una de las banderas de campaña del entonces candidato presidencial, Andrés Manuel López Obrador, fue erradicar la corrupción y el tráfico de influencias en las altas esferas del poder, sobre todo, entre los más allegados, gabinete y familiares, al jefe del Ejecutivo. Como presidente, el tabasqueño ha incumplido dicho compromiso y por el contrario lo ha fomentado entre su círculo más cercano. Actualmente hay más corrupción.

El escándalo más reciente tiene que ver con su hijo, José Ramón López Beltrán, quien fue exhibido dándose grandes lujos propios de los neoliberales que tanto enfado causan a su padre. En un claro conflicto de interés y tráfico de influencias el junior vivió en una residencia, ubicada en Houston, Estados Unidos, propiedad hasta 2020 de un alto directivo de Baker Hughes, compañía petrolera con la que el gobierno morenista tiene contratos vigentes por más de 151 millones de dólares.

A lo anterior, se suma la camioneta Mercedes Benz, valuada en 1.4 millones de pesos, en la que López Beltrán se mueve en tierra estadunidense, mientras su padre, en el papel de cubrir la supuesta “austeridad republicana”, se traslada de su palacio al parque de béisbol, donde juega este deporte, en un modesto Jetta color blanco. ¡Atole con el dedo!

Pero no hay que olvidar que este no es el único caso de enriquecimiento ilícito entre los allegados al presidente. Basta recordar a la ex titular de la Secretaría de la Función Pública, Irma Eréndira Sandoval, cuya principal función era el combate a la corrupción, y quien inexplicablemente se hizo de un patrimonio inmobiliario de más de 60 millones de pesos. ¡Ah! y que no se nos pasen las 25 casas de lujo del titular de la Comisión Federal de Electricidad, Manuel Bartlett.

El golpe más reciente de López Obrador para seguir promoviendo la corrupción entre los suyos es la iniciativa que pretende desmantelar el Sistema Nacional Anticorrupción. Dicha propuesta, enviada por la Consejería Jurídica de Presidencia de la República, quiere eliminar a la Secretaría Ejecutiva del Sistema Nacional Anticorrupción (SESNA).

Con esta iniciativa, el presidente quiere cortar de tajo con la coordinación del Sistema Nacional de Corrupción, lo cual dejaría sin operación a dicho sistema, enfocando los acuerdos solamente con los integrantes federales y dejando de lado a las entidades federativas.

Esta iniciativa se presenta en medio de la opacidad de las mega obras del tabasqueño, Aeropuerto de Santa Lucía, Tren Maya y Refinería de Dos Bocas, proyectos sexenales que se han distinguido por las adjudicaciones directas, la contratación de empresas fantasmas y la falta de transparencia.

Cuando López Obrador se pregunta “¿por qué el lujo?, si se puede vivir con un par de zapatos”, debería pedirles esa respuesta a sus hijos y allegados, quienes piensan de forma muy distinta y viven en residencias con costos que rondan el millón de dólares, verdad José Ramón, mientras en México sus votantes engrosan la cifra de más mexicanos en pobreza extrema. Lástima, ellos no tienen señoras con dinero.

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Termómetros políticos al máximo nivel

Puro cuento

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La temperatura en el país se ha intensificado. Los termómetros superan, en algunos estados del país, los ¡50 grados! Estamos viviendo la segunda ola de calor de cinco que se esperan para este año. De hecho, los especialistas prevén que la temperatura disminuirá hasta que el verano termine.

De acuerdo con el Servicio Meteorológico Nacional, para los siguientes días se anticipan temperaturas máximas que oscilarán entre los 35 y 50 grados centígrados en varios estados de la República.

Lo que los especialistas no tienen previsto es qué sucederá con el ambiente político electoral que se vive en el país, pues la temperatura está subiendo aceleradamente, pues el día decisivo está próximo.

Este 2 de junio, casi 98 millones de mexicanos acudirán a las urnas para elegir a 20 mil personas que ocuparán algún cargo, ya sea senadores, diputados, diputados locales, alcaldes y presidente de la República, y los ambientes se perciben muy encendidos.

Ya lo vimos durante el tercer debate “chilango” del pasado 12 de mayo en el que los candidatos a gobernar la Ciudad de México: Clara Brugada, Santiago Taboada y Salomón Chertorisvski, se dieron con todo y expusieron supuestos actos de corrupción de cada uno de sus contrincantes. Dicen los que asistieron al debate que hasta el aire acondicionado estaba tibio.

En algunas entidades, como Yucatán, el termómetro electoral estaría superando los 50 grados. Y es que los candidatos a la gubernatura, Joaquín “Huacho” Díaz Mena, de la fórmula MORENA, Partido del Trabajo y Partido Verde; y Renán Barrera Concha, abanderado del PRI, PAN y Nueva Alianza, van prácticamente de la mano en las encuestas. Aunque, a decir verdad, el “Huacho” lleva ligera ventaja.

Los que saben de política yucateca piden a gritos que el actual gobernador de Yucatán, Mauricio Vila, saque las manos de la elección y deje de ayudar a Renán Barrera.

De hecho, más que responder a una queja de MORENA, el ultimátum del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación a Mauricio Vila fue en el sentido de que se separe del cargo y se dedique a hacer campaña de tiempo completo por el Senado; hasta parecería que este apercibimiento fue alentado por los intereses de los panistas a quienes les urge que el mandatario salga a las calles a hacer campaña para revertir la inminente derrota de su candidato Renán Barrera, que cada día que pasa ve cómo se le esfuma la posibilidad del triunfo ante el avance que registra Joaquín Huacho Díaz.

Si de por sí el clima en Yucatán es cálido. En estos momentos no dudamos que el termómetro alcance niveles máximos nunca antes vistos.

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La posverdad, del fake news al metaverso*

Por: J. Alejandro Gamboa Castillo

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Por: J. Alejandro Gamboa Castillo

Como todo engaño, la posverdad usa algunos aspectos de la realidad maquillándolos para hacer aceptable el trasfondo mentiroso, de modo que la gente se adhiera a él como algo válido. La posverdad es información distorsionada donde los datos, o son falsos o se usan para sostener una gran mentira mediante un andamiaje de falsedades.

El término fue acuñado a fines del siglo XX pero su práctica es milenaria. Denominado en inglés post-thrust, este término, se refiere a la posverdad cuando “los hechos objetivos tienen menos influencia en definir la opinión pública que los que apelan a la emoción y a las creencias personales”.

Algunas otras definiciones de posverdad, como la de la RAE, la consideran una mentira emotiva que deforma deliberadamente la realidad para hacer prevalecer sentimientos y emociones con el fin de crear y orientar la opinión pública e influir en la sociedad.

Partimos de lo que enseña la historia y de lo que reportan los medios de comunicación y las redes actualmente. Para ello, es posible reconocer los siguientes indicadores de posverdad:

a) no permiten ni reconocen la comprobación por medio de hechos, b) mienten e impulsan la difusión de fake news, c) mantienen su punto de vista y ridiculizan a sus antagonistas, d) buscan la aprobación pública de sus argumentos, e) descontextualizan algunas verdades para introducir falsedades como si fueran ciertas, f) distraen y confunden, aún a sus seguidores, mediante el uso de expresiones ambiguas, g) mantienen su propio punto de vista, aunque los hechos los contradigan, h) desvían la atención sobre sus errores diciendo, que las objeciones que se les formulan son meras diferencias de opinión o negándolos persistentemente, i) basan su éxito en la credulidad de sus seguidores, j) ocultan los propósitos de sus creadores, k) utilizan mensajes reproductibles, pegajosos (fáciles de recordar) y/o espectaculares, i) usan los medios de comunicación y las redes, las manifestaciones, y en general, cualquier espacio para promoverse.

Para Silvia Inés Molina y Vedia del Castillo (2022), estos indicadores son útiles para detectar la posverdad y se avanzar en su conocimiento con base en hechos comprobados con propósitos científicos. La mentira sólo se combate con verdad, y la verdad se configura con hechos comprobados y comprobables.

Actualmente, en el contexto global, lo que afecta negativamente los intereses de personajes que tienen suficiente poder como para manejar la información en medios y redes, puede convertir fácilmente a los disconformes, y a los que luchan por reivindicaciones, en terroristas.

Estos fragmentos son sólo una pequeña muestra de los temas abordados por las autoras en su ensayo sobre la posverdad y su relación con el metaverso, que profundiza en la complejidad de un fenómeno contemporáneo que ha adquirido una relevancia significativa en la sociedad actual.

La posverdad, como una forma elaborada de mentira, tiene una tradición milenaria, aunque su nombre sea relativamente reciente.

Desde tiempos bíblicos hasta la actualidad, se pueden encontrar ejemplos de manipulación de la verdad con el objetivo de influir en la opinión pública y obtener beneficios personales o políticos. Sin embargo, en la era digital, con la proliferación de los medios de comunicación y las redes sociales, la posverdad ha adquirido una nueva dimensión, facilitando su propagación y su impacto en la sociedad.

Vivimos en un marco donde la información fluye constantemente a través de diversas plataformas y canales, y la posverdad se ha convertido en una herramienta poderosa para aquellos que buscan manipular la opinión pública y mantener el control sobre la narrativa dominante.

A través de la distorsión de los hechos, la desinformación y la propaganda, se puede moldear la percepción de la realidad y manipular las emociones y creencias de las personas.

La posverdad está estrechamente relacionada con el fenómeno del metaverso, un concepto emergente que plantea la posibilidad de una realidad virtual alternativa donde los individuos pueden escapar de los problemas y responsabilidades del mundo real. Si bien el metaverso ofrece oportunidades emocionantes en términos de entretenimiento y exploración, también plantea serias preocupaciones sobre su impacto en la sociedad y la percepción de la realidad.

El metaverso podría convertirse en un refugio para aquellos que buscan evitar enfrentarse a la verdad incómoda. Al ofrecer una realidad alternativa donde todo es posible y donde los individuos pueden ejercer un control total sobre su entorno, el metaverso podría perpetuar aún más la cultura de la posverdad y la desinformación.

Para evitar caer en la espiral de la mentira y la irrealidad, es crucial fomentar un sentido de responsabilidad y discernimiento en la sociedad. Esto implica promover la alfabetización mediática y digital, enseñar a las personas a evaluar críticamente la información que consumen y fomentar el pensamiento crítico y la búsqueda de la verdad.

Sólo así podremos enfrentar los desafíos planteados por la posverdad y el metaverso y construir un futuro basado en la transparencia, la honestidad y el respeto por la verdad.

*Artículo basado en el ensayo de Silvia Inés Molina y Vedia del Castillo sobre la “Posverdad, la estrategia de Satanás, Revista Mexicana de Opinión Pública, diciembre 2022.

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Votarán los bots en elecciones 2024

***Miguel Ángel Romero Ramírez

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No hay un vínculo sólido digital entre los más de 100 millones de mexicanos que conforman el padrón electoral y las tres opciones que estarán en la boleta rumbo a la sucesión presidencial el próximo 2 de junio.

Sheinbaum, la candidata oficialista, y quien más seguidores tiene en su cuenta de X apenas reúne 2.9 millones. Sin embargo, si le aplicamos el dato generalizado de que el 42.4% del tráfico en el país lo originan bots podría concluirse que sólo 1.2 millones tienen la posibilidad de ser verdaderos.

Esta información sobre la influencia de los bots en el ecosistema digital fue publicada en un informe realizado por la compañía global de ciberseguridad Imperva. Contar con una referencia sobre el grado de contaminación del tráfico en Internet a nivel global es muy valioso y un parteaguas para el análisis de cualquier tipo de mercado en un sistema capitalista globalizado, incluido el electoral.

De inicio, habría que decir que los bots no son fortuitos. Distorsionan el tráfico, manipulan vulnerabilidades cognitivas-emocionales de los usuarios y fabrican tendencias en función de distintos intereses, en la mayoría políticos y económicos.

En México, la actual lucha por el poder ha desatado una guerrilla digital la cual es naturalmente dispar. No hay forma de competir con los recursos económicos y tecnológicos que la administración de Andrés Manuel López Obrador ha invertido para construir verdades alternas y para aplastar a quienes opinan distinto en el espacio digital, con todas las implicaciones que ello significa.

En ese sentido, la pregunta sobre ¿cómo se traducen los likes a votos? comienza a ser anticuada. El nuevo panorama exige saber el poder de influencia y destrucción que tienen los bots en una contienda electoral pues bien pueden configurarse como un nuevo poder fáctico, tal como lo son la Iglesia, el crimen organizado, los medios de comunicación o las fuerzas armadas. Se trata del reinado de los algoritmos sobre los individuos y su vez la configuración de sus sociedades.

La conversión no es sencilla pero los síntomas puede que sean mucho más latentes y obvios de lo que imaginamos. No se necesita que la ciudadanía esté totalmente politizada o que sigan, o no, a los candidatos presidenciales o al actual mandatario en sus distintos perfiles en redes sociales para poder evidencia sobre la efectiva manipulación gubernamental.

Es tan simple como que la verdad ha dejado de ser un bien común. No es que los gobiernos anteriores no hayan intentado tergiversar los hechos a partir de propaganda, sino que la administración del presidente López Obrador atraviesa por un momento dorado en la evolución del ecosistema digital que le otorga mayor margen de maniobra para confundir, engañar e instaurar como hechos, infinidad de mentiras y falacias atractivas con alto rendimiento electoral. Pero este estatus no es viablemente durable.

Los líderes autoritarios no tendrán como aliados por mucho tiempo a las nuevas tecnologías. De inicio, el problema está bien identificado y clasificado. De acuerdo con el World Economic Forum, la desinformación y manipulación son los principales riesgos actuales para el orden mundial y sobre esa premisa la comunidad internacional también trabaja para atajar este abuso.

Sin duda, los bots, que representan más del 40% del tráfico en internet de México saldrán a votar este próximo 2 de junio. Su manera de expresarse no será literal, pero lo harán a través de muchos mexicanos que, sin percatarse, se mantienen bajo escrutinio, sobrevigilancia, manipulación y asedio. La distorsión de la verdad y la “deshumanización” del internet a partir de bots deberá de formar parte del debate después de los resultados electorales. ¿a quién elegirá el algoritmo?

***Miguel Ángel Romero Ramírez

Analista y consultor político. Por más de 12 años, creador de estrategias de comunicación para el sector público y privado. Licenciado en comunicación y periodismo por la UNAM y maestro en gobierno por el Instituto Ortega y Gasset. Observador del uso de las nuevas tecnologías y su impacto en la democracia.

X: @MRomero_z

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