Ciudad de México, 17 de agosto, 2021.- Como efecto de la pandemia de la COVID-19, es previsible que haya un agravamiento de la salud psicológica en toda la población, dependiendo de los recursos emocionales de cada persona.
La primera ola ha servido para poner en evidencia las debilidades sociales respecto a la protección de la salud mental, sobre todo entre la población más vulnerable como las mujeres, los infantes y los adolescentes.
Y ahora, con el regreso a clases, algunos estudios indican que la cuarentena se asocia con un mayor distrés psicológico, síntomas de estrés postraumático, depresión, mayores niveles de estrés, insomnio, angustia, irritabilidad y humor bajo; y con emociones de miedo, nerviosismo, tristeza, aflicción, desolación y culpa, según el contexto.
De ahí la importancia de empezar a trabajar con sus emociones y que puedan, así, sobrellevar esta experiencia de vida de la mejor forma posible.
La búsqueda de diferentes maneras para ayudar a las personas a gestionar y afrontar sus problemas psicológicos y conductuales es una constante de la psicología; así, basada en la firme convicción de que todas las personas deberíamos de aspirar a cuatro autonomías principales que son: 1) autonomía económica, 2) autonomía emocional, 3) autonomía erótica y 4) autonomía espiritual.
La terapeuta cognitivo conductual, Shoshana Turkia, explicó que la forma en que se ha valido de las distintas disciplinas que ha estudiado, a lo largo de su vida, para llevar a cabo lo que ella llama la Transformación Radical en sus pacientes, cambiando el sistema de toma de decisiones que tenemos desde estas cuatro perspectivas.
“Utilizo la terapia cognitivo conductual porque conlleva una metodología clara, precisa, medible, con objetivos específicos. Y al iniciar cualquier tipo de sesión terapéutica puedo medir los niveles de tristeza, angustia, enojo e incluso de bienestar”, comentó.
Agregó que la terapia le permite empezar a nombrar las emociones y posteriormente hacer una escucha activa, empática donde pueda percibir, no solamente lo que me está diciendo mi paciente a través de las palabras, sino también con su lenguaje no verbal.
Así, a raíz de eso, explicó la Maestra en Alta Dirección de Empresas (IPADE), establezco una agenda terapéutica que me permita proponer y llevar a cabo un plan de acción con el cual poder acompañar a mis pacientes para lograr la Transformación Radical, visualizando la mejor forma de obtener todos los recursos que necesitan para alcanzar el plan de vida que quieren, lo cual es lo que yo llamo… Felicidad.
Indicó Shoshana que los recursos que utiliza son: 1) el tiempo, 2) el espacio, 3) el conocimiento, 4) las relaciones y 5) el dinero; ya que cuando aprendemos a manejarlos todos, conjuntamente, accedemos a lo que puede llegar a ser nuestro propósito y valía de vivir, es decir la relación conmigo misma, y en pertenencia, en cómo me relaciono con los demás.