*Aportación de Meré Fotografía
Querétaro, Querétaro, 15 de julio, 2021. La Gala “Flamenco sin fronteras”, en el marco del Festival Ibérica Contemporánea, dio muestra una vez más del porqué Querétaro se ha convertido en la ciudad del flamenco, donde la actuación especial de La Farruca, Rafaél Campallo y Siudy Garrido, constituyó un precioso homenaje al Maestro Farruco.
Fue Rosario Montoya “La Farruca”, quién en manos de Adriana Covarrubias, directora del Festival, recibió un reconocimiento para su padre El Farruco: “Un hombre que dejó huella a sus hijos y nietos, y que también ha dejado un legado a todo el mundo. Hemos tenido el honor de tener a varios integrantes de la familia y en esta ocasión a “La Farruca”, agregó Covarrubias
“Es un gusto y honor estar en este escenario, y aunque Farruco vive para su familia, sé que vive para todos”, comentó con gran emoción La Farruca.
La noche prometía emoción, prometía entrega y sobre todo, prometía arte
Abrió Siudy Garrido haciendo alarde de una gran elegancia desde que aparece en escena. Se hace acompañar de la guitarra de José Luis de la Paz, el cante de Jesús Corbacho y El Galli, la percusión de Bandolero, y la flauta de Juan Parrilla. En la guajira emula el vuelo de una mariposa, muy en sintonía con la imagen de esta edición del festival. Con la dificultad que implica la bata de cola, Siudy va muy bien de pies y consigue que se respire una energía que va creciendo y que se dibuja con gracia en su concepto de la estética escenográfica.
El Galli interpreta “hijo de la Luna” de Mecano y Siudy sabe marcar instantes de dramatismo para luego pasearse en detalles levantinos y seguiriyas. Aparecen cuatro bailarinas de su compañía y llama la atención el protagonismo que en momentos determinados adquiere la flauta de Juan Parrilla, demostrando ser un virtuoso del instrumento.
El compás desde la tierra, para hacer que flote en el ambiente, con una planta espectacular, un sólo de Juan Parrilla con guiños a composiciones clásicas hasta llegar a la caña con aparición en escena de Siudy, que se coloca entre los dos cantaores que cantan ahora a la limón y sin acompañamiento. Termina en Soleá por Bulerías, mandando con sus movimientos y sobre todo con sus pies en todo lo que sucedía sobre las tablas…. Demostrando que es una gran artista, creando espectáculo, sabiéndose artista
Siudy defiende un concepto clásico del baile, pero con una forma de abordarlo moderna, muy de espectáculo. Se nota que sabe perfectamente cómo hacerlo para pisar cualquier teatro de cualquier parte del mundo.
Toca el turno a Rafael Campallo, que inicia su actuación con martinetes para seguir con seguiriyas. David Caro a la guitarra y Luis Amador en la percusión, con el cante de Jesús Corbacho y el Pulga.
Campallo ha venido a expandirse, pero “sin renuncias”, tal y como indica en la sinopsis de su espectáculo: “no abandonar nunca una forma de sentir, valorar lo que ya fue vivido como parte de la creación haciendo una paralela a la vanguardia, a lo nuevo, a la tendencia actual”.
Campallo ya es un maestro, una rara avis que no defiende las formas ni la estética, porque sabe que lo importante está dentro, porque baila para nadie… pero lo hace desde él mismo, recogido… y sabe que el movimiento de una mano puede ser tan poderoso como una mirada, como el más espectacular y rápido zapateado.
Corbacho, como siempre, saca en sus intervenciones todos los colores del matiz. Es exuberante en la exposición, generoso en el melisma, abundante en la entrega, un complemento perfecto a la potencia y facilidad de El Pulga.
Campallo goza y demuestra una gran complicidad con sus músicos, y se nota en la constante búsqueda y en su disfrute. No le tiene miedo a los silencios y los aprovecha para introducir detalles de muy buen gusto. Son numerosos los elementos de improvisación que gracias a sus grandes recursos, le permiten hacer distintos guiños a las formas que puso en pie el homenajeado Farruco.
Tras un precioso sólo de gran sensibilidad del virtuoso David Caro, Campallo aparece de blanco impoluto para las alegrías con cierre por bulerías. Un gusto verlo así, defendiendo la seriedad como un juego, y sin embargo, por momentos, es más un juego con seriedad.
La Farruca cierra con la percusión de Manuel Fernandez “Lolo”, la guitarra de David Caro y el cante de David el Galli y Manuel Tañé. Empieza con soleá racial y soberana, con la solemnidad del ritual flamenco. Ella ha crecido en la esencia y sabe bailar en Farruco, bailar en clásico, breve y al amparo de la improvisación. Interacciona con el público buscando su aprobación a través del desplante, y brinda con ellos, amando lo que defiende, compartiéndolo.
Tañé y el Galli interpretan unos tangos y posteriormente se meten en bulerías para que Lolo se estire recordando a su bisabuelo. Hasta la estampa le ayuda, y en el remate aparece la Farruca con la experiencia de quien lo ha visto casi todo en este arte. La respuesta del público es de un agradecimiento enorme…. Ella no necesita más.
Finalmente invita a todos los compañeros que han participado esta noche y hacen fin de fiesta, pero no es un fin de fiesta normal… aquí no se trata de cubrir expediente. Es una fiesta a lo grande, cuando los egos duermen y es el arte lo único que importa. Siudy, Campallo, Lolo y Farruca despiertan todos los corazones… y hasta Juan Paredes ha hecho de espontáneo en esta plaza magnífica del flamenco…. Óle…