Ciudad de México, 28 de septiembre de 2020. De las 7.7 millones de personas con discapacidad (PCD) que viven en México, sólo el 10% de ellas recibe un estímulo económico de la Secretaría de Bienestar, de acuerdo con estimaciones realizadas por Ottobock, empresa alemana con más de 100 años de experiencia en la atención técnica, fisioterapéutica y social a este sector de la población.
En lo que va del sexenio, ha invertido 9.8 millones de pesos en el Programa Pensión para el Bienestar, en el cual están inscritas 805 mil 244 personas, una cifra muy menor si se considera que las PCD representan el 6.7% de la población total nacional.
En agosto pasado, la subsecretaria de Bienestar, Ariadna Montiel, elevó un poco el volumen de las PCD y dijo que, al día de hoy, se contabilizan en 7.9 millones.
Un derechohabiente del Programa Pensión para el Bienestar recibe 2 mil 550 pesos bimestrales. Una cantidad ínfima si se tiene en cuenta que el 54% de las PCD vive en condiciones de pobreza, de acuerdo con el Consejo Nacional para la Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).
“Estimamos que México ya rebasa las 8.5 millones de personas con discapacidad, aunque las cifras oficiales del Inegi sigan indicando que aún estamos por debajo de los 8 millones. Es de llamar la atención que, desde hace seis años, el volumen poblacional de este sector no varía, algo que no es muy lógico si tomamos en cuenta que cada vez hay más amputados a causa de la diabetes y los accidentes viales, que han ido en franco aumento”, explica Mónica Guadalajara, directora regional para América Latina de Ottobock, compañía que se dedica a la fabricación de prótesis, ortesis y sillas de ruedas en todo el mundo.
Según la Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica 2018 elaborada por el Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi), en el país viven 7.7 millones de personas con discapacidad. De ellas, calcula Ottobock, sólo el 10% recibe algún apoyo de la Secretaría de Bienestar, y eso si se toman en cuenta las cifras oficiales, que prácticamente no cambian desde 2014, año en el que el mismo Inegi contabilizó 7.65 millones.
Yaotzaneth Díaz es una de esas personas que deben tener uno o más empleos para poder subsistir. Ella perdió una pierna luego de que, hace 13 años, un autobús la arrollara en la Ciudad de México. Su extremidad inferior quedó destrozada y no tuvo otra opción más que la amputación.
“Un día me gritaron que si no me daba asco andar así por la calle”, comparte Yaotzaneth, quien no tiene trabajo pese a ser seleccionada nacional de basquetbol en silla sobre ruedas y haber puesto en quinto lugar a México en los pasados Juegos Parapanamericanos de Lima 2019.
Para mantener su carrera deportiva y sus gastos diarios, Yaotzaneth trabajaba en una agencia de monitoreo de información, pero a causa de los recortes provocados por la pandemia, se quedó sin empleo hace varias semanas. “La vulnerabilidad a la que estamos expuestos no sólo es física, sino económica. Hay muy pocas empresas que tienen programas incluyentes de contratación. Creo que debe haber más apoyos públicos para nosotros, porque 2 mil o 3 mil pesos cada dos meses no son suficientes para tener una vida digna”, advierte la joven de 33 años.
La Fundación Paralife estima que el 70% de las personas con discapacidad trabaja en la economía informal, por lo cual dependen de sus actividades diarias para generar ingresos y no pueden guardar la cuarentena. “Recordemos que ellos están más expuestos al contagio porque sus aparatos (muletas, prótesis, sillas de ruedas) tienen superficies en las que sobrevive el virus”, señala Guadalajara.
En México, las PCD constituyen el grupo social más discriminado, de acuerdo con la Encuesta Nacional Sobre Discriminación 2017 del Inegi. Y aunque la subsecretaria de Bienestar, Ariadna Montiel, ha dicho que AMLO es “un gran aliado” de la discapacidad, la realidad es muy distinta. Un análisis del Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación 2021 indica que las PCD siguen siendo soslayadas de la agenda pública.