“Los ciudadanos se sienten confundidos si escuchan diferentes mensajes y hay que garantizar que tengan la mejor información posible para protegerse a sí mismos, a sus seres queridos y comunidades”, advirtió el director ejecutivo de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para Emergencias Sanitarias, Mike Ryan, el viernes pasado durante una conferencia.
El señalamiento del experto de la OMS se enmarca en las narrativas ambiguas del gobierno federal, que en voz del presidente Andrés Manuel López Obrador, animó en su discurso matutino a la ciudadanía a vencer sus miedos y salir del confinamiento; ello, contrasta con los dichos del subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell Ramírez: “el pico de la pandemia la viviremos esta semana”.
López Obrador presentó, el sábado pasado, el decálogo para salir del coronavirus y enfrentar la nueva realidad, donde omite las recomendaciones del organismo internacional apenas el 12 de junio pasado. Una vez más, el inquilino de Palacio Nacional, desde su narrativa personal, ofrece consejos sin sustento médico o científico: “A mi ver y entender debemos asumir la construcción de la nueva normalidad con estas acciones y actitudes:
- Actuemos con optimismo. El buen estado de ánimo ayuda a enfrentar mejor las adversidades.
- Demos la espalda al egoísmo y al individualismo y seamos solidarios y humanos. Si tenemos más de lo que necesitamos, procuremos compartirlo. Nada produce más dicha que la práctica de la fraternidad.
- Defendamos el derecho a gozar del cielo, del sol, del aire puro, de la flora y la fauna y de toda la naturaleza, entre otras recomendaciones.
Bajo este modelo Aguascalientes, Baja California Sur, Campeche, Chihuahua, Coahuila, Durango, Guanajuato, Jalisco, Michoacán, Nuevo León, Quintana Roo, San Luis Potosí, Tabasco, Tamaulipas, Yucatán y Zacatecas transitan, desde este lunes, del semáforo rojo al naranja cuando las condiciones sanitarias y sociales no son las idóneas para convivir dentro de la nueva “normalidad”.
En el caso de la Ciudad de México, la jefa de gobierno Claudia Sheinbaum anunció que el primer paso de la transición a semáforo naranja arranca este lunes con la reapertura de las estaciones del Metro y Metrobús, cerradas temporalmente por la crisis sanitaria. A esta medida se sumará la conclusión del programa Hoy No Circula; sin embargo, dicha anuncio solo demuestra que la jefa de gobierno se plegó a la decisión del gobierno federal que versa prácticamente en “no es nada, aplanamos la curva”.
Sheinbaum perdió la oportunidad de convertirse en un referente de liderazgo político, se desdibujó al ceder la salud pública por continuar siendo la niña consentida de López Obrador. Hace unos días, Sheinbaum Pardo anunció un plan de seguimiento y rastreo de contagio de COVID-19 e incrementar el número de pruebas.
Sin la planeación sanitaria ni social correcta para adoptar el semáforo naranja, los capitalinos haremos frente a la pandemia con una alcaldía que sobrepasa los casos acumulados de coronavirus que los registrados en 118 países y 29 entidades del país; con seis mil 48 contagios Iztapalapa recibirá la nueva normalidad junto con las otras 15 alcaldías ante la omisión absoluta de las autoridades federales.
México debe voltear a naciones como Nueva Zelanda, donde el manejo de la crisis por la pandemia, arrojaron resultados positivos hasta el punto de levantar, el 8 de junio; las restricciones relativas a la distancia social y desarrollo de actividades económicas, es decir, dicha nación eliminó la trasmisión del virus por SARS-Cov-2 (COVID-19) gracias al esfuerzo sostenido de su gobierno, encabezado por la primera ministra Jacinta Ardem.
Qué significa eliminación, en un contexto médico, significa la ausencia de una enfermedad a escala nacional o regional. El término erradicación se utiliza cuando la extinción es global (como por ejemplo fue el caso de la viruela).
Al otro lado del océano, México vive un día y sí y otro también en el pico de la pandemia, con un manejo propagandístico de una crisis sanitaria en lugar de aplicación de políticas públicas que contrarrestarán los contagios y muertes. Por ello, el país caminará con un decálogo presidencial en una mano y en la otra con la amenaza constante de un virus que lo hundió en la peor crisis de salud de las últimas tres décadas.