Ciudad de México, 4 de marzo 2021.- La obesidad es un grave problema de salud pública por ser un factor de riesgo para más de 20 condiciones crónicas como enfermedades cardiacas, diabetes, hipertensión, dislipidemia, apnea del sueño, más de 19 tipos de cáncer para mujeres y 16 para hombres; y ahora COVID-19.
Se ha visto que el exceso de peso puede dañar el sistema respiratorio y es probable que afecte la función inflamatoria e inmunológica. Esto puede agravar la respuesta de las personas a la infección y aumentar la vulnerabilidad a los síntomas graves de COVID-19.
“La obesidad debe ser vista como una enfermedad seria, crónica y de largo plazo; las personas que viven con esta enfermedad tienen el doble de probabilidades de ser hospitalizadas si la prueba es positiva para COVID”, comentó el presidente de la Sociedad Mexicana de Obesidad (SMO), Ricardo Luna, en el marco del Día Mundial de la Obesidad que se celebra el 4 de marzo.
México tiene una de las tasas más altas de sobrepeso y obesidad de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) con el 73% de la población mexicana en riesgo. Además, 34% de las personas viviendo con obesidad sufren obesidad mórbida que es el mayor grado de obesidad.
“De acuerdo con nuestras proyecciones, las enfermedades relacionadas con el sobrepeso reducirán la esperanza de vida en México en más de 4 años durante los próximos 30 años. Se trata de la mayor reducción proyectada entre los países de la OCDE.
Lo más trágico es el crecimiento de la obesidad infantil, la cual se ha duplicado de 7.5 % en 1996, a 15 % en 2016. Se espera que la obesidad infantil aumente en un 60% en la próxima década, alcanzando los 250 millones en 2030 a nivel mundial”, señaló la ex presidenta de la World Obesity Federation, Donna Ryan.
Comprender el papel de la obesidad y el COVID-19 debería ser una prioridad de salud pública, dada la alta prevalencia de esta condición en nuestro país. Tener un IMC de 30 o más aumenta el riesgo de que una persona desarrolle un caso grave de COVID-19 en un 27%; mientras que un IMC de 40, o más, duplica el riesgo.
El objetivo que se desea lograr con el Día Mundial que se conmemora cada 4 de marzo, es romper estigmas, promover y apoyar enérgicamente el seguimiento, la vigilancia de la obesidad y el tratamiento farmacológico, así como la investigación innovadora sobre las causas y las estrategias óptimas para prevenir y tratar la obesidad seriamente.
Esta enfermedad requiere de un tratamiento farmacológico eficaz, seguro y accesible para el paciente como cualquier otra enfermedad crónica.
Las estrategias de prevención de la obesidad deben desarrollarse, probarse y aplicarse a lo largo de toda la vida, desde antes de la concepción, durante la infancia y hasta la edad avanzada, coincidieron los expertos.
Con estas acciones y el apoyo del laboratorio farmacéutico mexicano Ifa Celtics, que se preocupa por el tratamiento serio y ético de la obesidad, trabajando de la mano con la WOF y la SMO, se están brindando soluciones farmacológicas efectivas, seguras y accesibles; además de desarrollar programas de educación médica continua que impulsan el aprendizaje y la investigación en esta materia.
La pandemia ha demostrado que una respuesta social y mundial a una enfermedad es posible. COVID-19 también ha expuesto el imperativo de abordar otros desafíos de salud global como la obesidad, una enfermedad que no recibe una priorización acorde con su prevalencia e impacto, aunque está aumentando más rápidamente en las economías emergentes; hay que recordar que es una puerta de entrada a muchas otras enfermedades, es momento de trabajar todos en conjunto para tomar acciones. “Todos necesitamos de todos”, concluyeron los especialistas.