Ciudad de México, 07 de agosto, 2024.- Después de dos meses de intensa volatilidad para el peso mexicano, por momentos depreciándose hacia 19.0 pesos spot, comienza agosto un mes que parecía ser considerado de transición de cara a los últimos cuatro meses del año que lucen para observar episodios continuos de presión sobre la moneda.
Sin embargo, el peso inicia este mes todavía más presionado, en las primeras sesiones cayendo a 20.20 pesos spot, con los operadores preocupados por cuatro temas: la salud de la economía estadounidense, después de una serie de reportes económicos, particularmente del mercado laboral que muestran un enfriamiento mayor a lo esperado.
Además, Japón intensificando su proceso de normalización de su política monetaria, con incrementos en la tasa de interés de referencia lo que provoca fuertes reacomodos de portafolios de inversión a nivel global al reducirse un poco el fenómeno financiero conocido como carry-trade; grandes empresas tecnológicas amenazadas con prohibiciones de ventas a China, así como aranceles a productos chinos (semiconductores o chips) que merman la guía de negocio para los próximos trimestres y; con el temor a que escale el conflicto en Medio Oriente con un probable ataque de Irán a Israel en respuesta al asesinato del líder de Hamás, Ismail Haniyah.
En este escenario de alta volatilidad, especulación y múltiples frentes abiertos llega una nueva reunión de política monetaria de Banco de México. Banxico se reúne mañana, 8 de agosto. Existe algo de diferencia de opinión entre analistas y operadores financieros sobre lo que la autoridad terminaría realizando, de si baja o no su tasa de interés de fondeo.
En el último encuentro de política monetaria, Banxico externó su disposición para considerar recortes de tasas en las próximas sesiones, sobre todo porque preveía que el entorno inflacionario permitiría discutir ajustes al costo del dinero. Incluso, en entrevistas posteriores a la reunión, la gobernadora Victoria Rodríguez Ceja sugirió dicha posibilidad.
Estos comentarios son los que generan la divergencia sobre lo que podría terminar realizando Banxico esta semana. La inflación ha mostrado una tendencia alcista en lo que llevamos del 2024 y esta trayectoria se ha deteriorado en los dos últimos meses, alcanzando en la primera quincena de julio 5.61%.
Si bien, son dos grupos de productos y servicios que explican en mayor medida los recientes incrementos en la tasa anual de inflación (frutas/verduras y energéticos), lo que más interesa es evitar que esto se traduzca en efectos contagio para el precio de otros bienes.
Todavía, la expectativa generalizada es que la tasa anual de inflación comience a ceder en las próximas quincenas y cerrar 2024 en alrededor de 4.60% (las expectativas anteriores rondaban el 4.20%).
Incluso, las expectativas de mediano plazo permanecen ancladas y para el próximo año la mayoría de los analistas coincide en que se ubicaría por debajo del 4.0% anual.
La inflación subyacente sí ha estado bajando, pero cada vez a un ritmo menor y todavía en un nivel muy por encima del objetivo de Banxico.
Dado lo anterior, parece ser que el banco central mexicano tiene pocos argumentos para recortar la tasa de interés en este encuentro, incluso consideramos que a diferencia de anteriores reuniones donde había ventanas de oportunidad de hacerlo, en esta ocasión permanecen cerradas, prevé CIBanco, institución de banca múltiple.
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