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Utopía gubernamental, “nacionalizar” el litio

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La intención del gobierno federal de “nacionalizar” el litio es una idea incorrecta porque el artículo 27 Constitucional establece que la Nación tiene dominio sobre todos los recursos naturales de la plataforma continental y los zócalos submarinos de las islas, así que no se puede nacionalizar algo que ya es de la Nación.

En todo caso el aprovechamiento del litio se reservará para el Estado como es el caso del uranio que sólo puede ser explotado por la Nación y con justa razón porque se trata de un mineral estratégico que puede usarse con fines bélicos y poner en riesgo la seguridad nacional e internacional.

Para “aprovechar” el uranio y desarrollar los planes de energía nuclear, en 1979 el gobierno federal creó URAMEX (Uranio Mexicano) la cual desapareció en la década de los 80 porque no se desarrollaron los depósitos de uranio descubierto, no hubo recursos económicos suficientes y se decidió que el uranio no sería preponderante en la matriz energética.

México tiene 15 depósitos de este metal y aunque se ubica en el lugar 24 en reservas de uranio a nivel mundial, sólo mantiene una central de energía nuclear en Veracruz. URAMEX fue un proyecto fallido y ahora el gobierno podría repetir la misma historia al anunciar la creación de una empresa minera para la explotación exclusiva del litio.

El litio es una mineral estratégico para la producción de baterías para los autos eléctricos, teléfonos celulares y computadores; tratamientos para trastornos bipolares, así como para el desarrollo de la energía renovable, cuya demanda ha crecido de manera importante en los últimos años y seguirá creciendo. La demada global de litio es superior a las 60 mil toneladas al año y se espera que en 2025 llegue a 800 mil toneladas, pero si se compara con la demanda de cobre que es de 25 millones de toneladas al año, el litio palidece.

Sin embargo, para el gobierno se trata de un mineral que debe aprovechar y proteger y por eso quiere reservarlo y crear un monopolio estatal de litio, pero al gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador está pasando por alto que: no tiene suficiencia de recursos para explorar y extraer el mineral, y que le llevará años realizar los estudios para determinar si los yacimientos de litio que se descubran en México serán comercialmente rentables porque hasta el momento no se ha producido un solo gramo de litio en el país.

El litio es uno más de los tantos minerales valiosos que tiene el territorio mexicano, pero  México es líder mundial en producción de plata y destaca también en la producción de oro, cobre, zinc y plomo entre otros 10 minerales relevantes.

Si lo que quiere el gobierno mexicano es experiencia, dominio, conocimiento y utilidades para el Estado, le saldría más económico, exitoso y transparente emprender un proyecto de esa naturaleza mediante un esquema público-privado y dejar que los privados sigan avanzando en proyectos de exploración avanzada que podrían concretarse en unidades mineras que generen empleo, inversiones e ingresos para la federación, los estados y los municipios. De lo contrario, hay una alta probabilidad de que el proyecto monopólico a cargo del Estado ponga en riesgo recursos económicos que podrían destinarse a otros proyectos de desarrollo más prioritarios y que los trabajos de exploración y explotación de litio se estanquen porque está demostrado que las empresas del Estado son ineficientes y casi siempre generan pérdidas. Sólo basta con leer los resultados financieros de las dos empresas insignias de esta administración: Petróleos Mexicanos y la Comisión Federal de Electricidad.

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Mal uso de redes sociales, principal amenaza del mundo

*** Miguel Ángel Romero Ramírez

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Cuando usamos una red social habría que empezar por asumir que la conversación ya está siendo moderada y filtrada. Es decir, el corporativo privado sobre el cual fincamos de forma errónea nuestra libertad de expresión –llámese Facebook, X, Instagram o TikTok– representa en sí mismo un espacio regulado por algoritmos diseñados por los dueños del negocio.

Sin tener aún total claridad sobre las consecuencias de ello, el mal uso de estas plataformas es visto hoy día como la principal amenaza para la humanidad, de acuerdo con el World Economic Forum.

La pregunta más sensata para estos momentos es: ¿quién modera a los moderadores?, toda vez que la supervivencia de las sociedades pasa por transparentar, revisar y afinar los mecanismos y los lineamientos éticos sobre los cuales las big techs como Google, X, Meta y TikTok desarrollan y aplican los algoritmos que definen lo que miles de millones de personas puedan ver y discutir desde sus smartphones.

¿Puede el poder civil inmiscuirse en los asuntos de un negocio privado? Los expertos y las autoridades sostienen que sí por los alcances y consecuencias.

Cuando Google, hace más de dos décadas, afinaba su buscador y este arrojaba resultados claramente racistas o xenófobos el argumento de sus entonces desarrolladores era que la plataforma simplemente respondía a lo que sus usuarios pedían.

En otras palabras, Google no era racista sino, más bien, el motor de la plataforma se entrenaba con los millones de búsquedas que realizaban personas racistas. La herramienta era entonces un simple reflejo de la sociedad

Sin embargo, con el paso del tiempo, las plataformas (no solo Google) han evolucionado e incorporado nuevas herramientas de “autocontrol”, las cuales, aunque poco transparentes, tienen –supuestamente– como objetivo regular este tipo de deformaciones sociales.

Pero entonces: ¿qué tipo de sociedad quieren moldear los nuevos algoritmos de las big techs? La lucha por conocer esa información se vuelve cada vez más estratégica para la supervivencia humana, que es trastocada en todos sus ámbitos por estos corporativos privados.

Por ejemplo, la plataforma X que lidera el visionario pero controversial empresario Elon Musk parte de un concepto totalmente distorsionado en lo que se refiere a la libertad de expresión. En su filosofía todos tienen el derecho de expresar lo que les venga en gana no importando sus implicaciones. Dicho de otra manera, los controles son totalmente laxos y la plataforma se ha vuelto una venta de oportunidad para el antisemitismo, supremacistas blancos, racistas, xenófobos y pronazis.

Desde su punto de vista, X es la panacea dentro del ecosistema digital porque ahí sí es posible ejercer a plenitud el derecho a la libertad de expresión; sin embargo, esa posibilidad termina cuando la plataforma misma es criticada.

A inicios de semana, Charles Breyer, juez federal de California, Estados Unidos, desestimó una demanda que X había interpuesto en contra del Centro para Contrarrestar el Odio Digital (CCDH, por sus siglas en inglés), luego de que dicho organismo publicó un informe en el que evidenció que X no actuaba en contra del 99% de sus cuentas premium que incitaban al odio.

En un comunicado, el director y fundador de la organización, Imran Ahmed, acusó el intento intimidatorio del hombre más rico del mundo y se pronunció por la protección del derecho de los ciudadanos por conocer las decisiones que las plataformas toman a puerta cerrada y que impactan en la democracia, los derechos y las libertades civiles fundamentales.

*** Analista y consultor político. Por más de 12 años, creador de estrategias de comunicación para el sector público y privado. Licenciado en comunicación y periodismo por la UNAM y maestro en gobierno por el Instituto Ortega y Gasset. Observador del uso de las nuevas tecnologías y su impacto en la democracia.

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Opinión

Fake news, principal protagonista en elecciones de México y el mundo

***Miguel Ángel Romero Ramírez

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Ciudadanos de 64 países del mundo acudirán a las urnas este 2024. En términos poblacionales se estima que la mitad de la humanidad está llamada a renovar a sus gobernantes. El diagnóstico, de momento, es poco alentador: la crisis democrática es el común denominador. Los individuos construyen sociedades cada vez más endebles.

México tiene su cita el próximo 2 de junio, fecha en la que, al igual que en otras latitudes, la recomposición y distribución del poder tienen en los algoritmos de las plataformas digitales, no solo un factor novedoso, sino también al de mayor incidencia.

La advertencia ha cobrado relevancia. Recientemente el World Economic Forum catalogó a la desinformación como el principal riesgo actual para el orden mundial, por encima de las catástrofes naturales que tanta destrucción y muerte han provocado derivado del calentamiento global.

“El informe sugiere que la difusión de información errónea y desinformación en todo el mundo podría dar lugar a disturbios civiles, pero también llevar a medidas de censura por los gobiernos, aumento de la propaganda doméstica y controles sobre la libre circulación de información”.

En ese sentido, México puede configurarse como caso de estudio prototipo. Su sociedad, como en el resto del mundo, ha construido su derecho a la libertad de expresión sobre plataformas privadas como YouTube, X, Facebook, Tiktok o Instagram.

Tanto el gobierno, en este caso representado por Andrés Manuel López Obrador, como sus opositores, el Ejército, así como la sociedad civil organizada y poderes fácticos como son la Iglesia, el narcotráfico y los empresarios, discuten y buscan incidir en la vida pública a partir de estos nuevos canales de comunicación en medio de una guerrilla digital totalmente dispar.

La pregunta sobre cómo funcionan dichas plataformas digitales en medio del proceso electoral es relevante. Lo es para los 64 países en el mundo que van a elecciones. El análisis no puede quedarse solo en una aritmética de consultor electoral que prioriza convertir los millones datos y los likes que arrojan dichas redes sociales en votos. Sino más bien, revisar cómo el individuo inmerso en una aldea global que le permite conectarlo con el resto del mundo, a su vez, lo limita, bloquea y le impide construir o encontrar similitudes con aquellos con los que por cercanía física debe construir sociedad.

Al respecto, distintos análisis y estudios han confirmado que parte del modelo de negocio de las big tech: YouTube, Google, X, Tiktok, Meta (Facebook, Instagram, Whatsapp) radica en la polarización y en la creación de burbujas distorsionan la realidad del usuario. A mayor tiempo que un usuario esté dentro de las aplicaciones mayor es el rendimiento en términos comerciales, pues se incrementa la posibilidad de exposición a la publicidad.

Para lograrlo, los algoritmos están diseñados para engancharnos y, está comprobado, que para ello hay dos formas muy útiles que escarban en lo más primitivo del ser humano. La reconfirmación de nuestras ideas, por un lado, y el miedo, por el otro. Es decir, las plataformas priorizan que veas el contenido que reconfirma tus valores e ideología, con usuarios muy similares a ti, pero también identifica las temáticas que pudieran generarte miedo y te llamen a interactuar o desprestigiar.

En medio de un proceso electoral, los usuarios atrapados en las plataformas digitales serán presa de la desinformación con contenidos que le validan sus principios y creencias, mientras que también padecerán interactuar con sus miedos y fobias; entre los preferidos están los migrantes, las teorías conspirativas, el crimen organizado, así como todas las personas que se encuentren del otro lado del espectro ideológico partidista.

El debate de fondo sobre la influencia de las plataformas digitales en el mundo es novedoso pero se debe fortalecer con nuevos enfoques y encuadres en los que de inicio se reconozca el error de ejercer la libertad de expresión sobre corporativos privados y, en segundo nivel, cómo las distintas plataformas digitales diseñan los algoritmos que terminarán por definir los términos del debate de los asuntos públicos y cómo ello impacta en la reconfiguración de las sociedades que tienen como una de sus necesidades redistribuir el poder entrar los gobernantes.

***Analista y consultor político. Por más de 12 años, creador de estrategias de comunicación para el sector público y privado. Licenciado en comunicación y periodismo por la UNAM y maestro en gobierno por el Instituto Ortega y Gasset. Observador del uso de las nuevas tecnologías y su impacto en la democracia.

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Opinión

Meméxico lindo y…

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Días antes de conmemorarse el Día Internacional de la Mujer, el aplaudidor de López Obrador, Epigmenio Ibarra, cometió violencia política de género en contra de la candidata de la coalición Fuerza y Corazón por México, Xóchitl Gálvez, a quien llamó “esperpento” en un programa de radio matutino a cargo del periodista Ciro Gómez Leyva.

“Me parece que es un esperpento, que es una mezcla grotesca, es un personaje de la realidad deformada”, dijo en su colaboración que tiene todos los miércoles en el programa de radio Por la Mañana.

La reacción de todas las mujeres mexicanas no se hizo esperar vía redes sociales, calificando al productor de misógino y machista, además de que le recordaron su deuda con el erario por 150 millones de pesos, mismos que quiere saldar con adulaciones a su amigo íntimo López Obrador y a su protectora Claudia Sheinbaum.

Pero veamos cual es la verdadera realidad de las mujeres mexicanas, quienes no sólo sufren violencia verbal, sino física.

De acuerdo con el informe publicado por el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública de enero a diciembre del año pasado, 2 mil 581 mujeres fueron víctimas de homicidio doloso, a las que se suman 848 presuntas víctimas de feminicidio, más los 827 presuntos delitos de feminicidio, lo que sumado nos da la alarmante cifra de 3 mil 429 mujeres víctimas de muertes violentas.

La administración del presidente López Obrador es la más peligrosa para las mujeres, pues las cifras de este aciago sexenio nos arrojan la siguiente información: 14 mil 65 mujeres víctimas de homicidio doloso; más 4 mil 882 presuntas víctimas de feminicidio; más 4 mil 746 presuntos delitos de feminicidio, lo que nos da una sumatoria de 18 mil 947 mujeres víctimas de muertes violentas.

Con estas perturbadoras cifras que se puede esperar de un personaje que forma parte de este gobierno y cuya única agudeza es su servilismo ciego a quien lo ha protegido en los últimos años. El insulto de Epigmenio Ibarra es sólo una muestra de lo que el lópezobradorismo, Morena y sus seguidores piensan de las mujeres, no importa que sean sus afines u opositoras.

El gobierno de Morena sí es un peligro para las mujeres, pues no sólo las ha abandonado en el tema de brindarles seguridad, sino que también les ha frustrado su desarrollo profesional y económico al eliminar programas tan eficientes como las Escuelas de Tiempo Completo y las Estancias Infantiles.

El próximo 2 de junio, las mujeres de todo México tendrán la oportunidad de hacerse escuchar por medio de su voto, ellas y sólo ellas decidirán si los verdaderos esperpentos continúan humillándolas o si su voto produce un cambio que les garantice algo primordial: su derecho a vivir una vida digna y sin violencia.

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Foto: Freepik

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