Ciudad de México, 4 de marzo 2021.- En un panorama donde siete de cada 10 mexicanos vive en un mundo de tallas y kilos extra, la problemática de la obesidad en el país ha llegado al punto de considerarse una epidemia.
El 4 de marzo es propuesto por varias organizaciones internacionales como World Obesity Federation, European Association for the Study of Obesity, The Obesity Society, entre otras, a las que se sumaron diversas naciones, entre ellas México, para hacer conciencia de los daños que conlleva esta enfermedad.
Al respecto el coordinador del Instituto de Obesidad y Síndrome Metabólico del Hospital Ángeles Lomas y Director Gastrobariátrica Santa Fé, Fernando Pérez Galaz, aseguró que la importancia de este día es que se está haciendo un esfuerzo grupal y global, para cambiar paradigmas en obesidad. “Esforzarse juntos para cambiar la mentalidad sobre el tema”.
En primer lugar, dijo, la idea es que se reconozca a la obesidad como enfermedad, la cual fue catalogada como tal apenas en el 2013, pero la estigmatización continúa, “se sigue pensando que es un estado en el que el paciente se autoinflige por su mala conducta alimenticia y los médicos en muchos casos somos los primeros en señalar a los pacientes.
Sin embargo, la obesidad presenta diversos factores genéticos, biológicos, sicológicos, sociales y ambientales. Dejemos de pensar que solamente se trata de calorías que entran y salen del cuerpo, el tema es mucho más complejo que una simple regla”.
En menos de 40 años, entre 1975 y 2014, la prevalencia de la obesidad a nivel global se triplicó en hombres, mientras que en mujeres aumentó más del doble, de acuerdo a estudios de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Se estima que en todo el mundo mil 900 millones de personas adultas padecen sobrepeso, y otros 650 millones presentan obesidad. Anualmente, la cifra de muertes relacionadas con el exceso de peso rebasan los 3,4 millones de casos a nivel global.
La problemática de la obesidad en México.
En México, el panorama es menos alentador: 71 por ciento de la población padece de sobrepeso, y ya ha traspasado los rangos de edad: tres de cada 10 niños tiene exceso de peso.
De acuerdo con el experto en obesidad, esto se debe a diversos factores: desde la falta de buenos hábitos alimenticios, poca o nula activación física y hasta factores genéticos u orgánicos. Sin embargo, la prevalencia de alimentos altamente procesados y con alto niveles energéticos ha agudizado la problemática en México.
“Actualmente el ambiente alimentario que rodea a la población infantil no es ideal, ahora los alimentos que están más a la mano son los que, generalmente, son menos saludables” lamenta Pérez Galaz.
Esta situación presenta nuevas problemáticas de salud: ahora los niños sufren de enfermedades que antes solamente eran diagnosticadas en la edad adulta, como diabetes, hipertensión, problemas respiratorios, alteraciones del sueño e insuficiencia renal. En México, el problema está además vinculado con el estigma de las enfermedades mentales, donde más del 50 por ciento de las personas con obesidad padecen depresión.
Consumo récord.
Otro de los factores que explican el aumento de la obesidad entre la población mexicana es el elevado consumo de bebidas azucaradas.
México ocupa el deshonroso primer lugar en consumo de refrescos a nivel mundial: en promedio una persona bebe 163 litros de refresco al año, de acuerdo a un estudio realizado en 2019 por la Universidad de Yale.
¿Y qué pasó con el etiquetado frontal?
El etiquetado frontal a alimentos y bebidas no alcohólicas entró en vigor el pasado primero de octubre de 2020. Desde entonces, los mexicanos han sido testigo de algunos cambios en ideas y conductas en torno a la adquisición de este tipo de productos.
Como respuesta al elevado número de casos de sobrepeso y diabetes en México, la Secretaría de Salud (SSa) del Gobierno federal declaró emergencia epidemiológica, a fin de intensificar las acciones de prevención, diagnóstico oportuno y control de estas enfermedades.
Por ello, y derivado de un intenso proceso legislativo, se aprobaron las reformas a la Ley General de Salud para establecer el etiquetado frontal en donde se advierta, de manera clara, veraz, rápida y simple, sobre el contenido que exceda los niveles máximos de nutrientes críticos e ingredientes.
Así pues, los empaques de productos que cumplan con estas características deberán mostrar un sello negro de forma octagonal que advierta si el contenido incumple con los niveles saludables de azúcares, calorías, grasas saturadas, grasas trans y sodio.
De acuerdo con un monitoreo a los hogares mexicanos, el 46% considera que las modificaciones a la NOM-051-SCFI/SSA1-2010 sí ayudarán en algo a reducir y controlar la obesidad, 28% piensa que ayudarán mucho, 14% dijo no saber si ayudarán y 11% respondió que no ayudarán nada. 9 de cada 10 categorías (alimentos, bebidas y lácteos) cuentan con al menos un sello o leyenda.
“Algunas de las conclusiones a las que llegamos con este análisis de primeros meses es que el etiquetado no muestra una afectación clara y concluyente en el mercado, aunque se muestra algo de pérdida en frecuencia, se recuperan las categorías vía compra por ocasión. Tampoco se ve un impacto claro, incluso, si la marca presenta más sellos que otras. No hay correlación en la afectación. Es pronto para concluir que definitivamente no habrá un efecto mayor, ya que puede irse construyendo con el paso del tiempo, o cuando entren en vigor los siguientes puntos de la reforma a la ley”, enfatizó Pérez Galaz.