Ciudad de México, 24 de septiembre de 2020. Ante el incremento de las actividades económicas y sociales y las próximas temporadas de invierno y primavera, caracterizadas por un clima seco e inversiones térmicas que favorecen la elevación de niveles de contaminación, así como la ocurrencia de la influenza estacional, y con el fin de adoptar oportunamente medidas que protejan la salud de la población, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), el Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INECC) y la Comisión Ambiental de la Megalópolis (CAMe) organizaron el taller virtual “Hallazgos científicos sobre la calidad del aire durante COVID-19”.
María Luisa Albores González, titular de la Semarnat, destacó el trabajo conjunto que desarrollan la dependencia a su cargo, la Secretaría de Salud, el Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), el INECC y la CAMe, para conformar una agenda en materia de calidad del aire y salud.
Por su parte, Luisa Tan Molina, del Molina Center for Energy and Environment, MCE2, presentó una serie de preguntas científicas sobre la relación entre los procesos atmosféricos, calidad del aire y la emergencia sanitaria por la COVID-19.
Una de las conclusiones que arrojó este ejercicio participativo es que existe evidencia de la relación directa entre la mala calidad de aire y su impacto en la salud de la población y, en especial, al incrementar la susceptibilidad ante la pandemia por COVID-19.
Horacio Riojas Rodríguez, director de Salud Ambiental del Instituto Nacional de Salud Pública, señaló que la contaminación del aire, además de afectar el tracto respiratorio, incide en algunas enfermedades del sistema neurológico, el corazón, la piel, e incluso el sistema reproductivo.
Oscar Augusto Peralta Rosales, del Centro de Ciencias de la Atmósfera (CCA-UNAM), resaltó que pese al menor consumo de gasolinas por la disminución del uso de vehículos privados y de transporte público, el ozono no disminuyó en igual proporción, por lo que se debe poner mayor atención en otras fuentes contaminantes no móviles.
Iván Yassmany Hernández, también investigador del CCA-UNAM, comentó que pese a la reducción de actividades, durante la segunda fase de la pandemia, del 17 de marzo al 20 de abril, en términos generales la disminución de los principales contaminantes (NO2, PM2.5, PM10, SO2) fue del 16% y durante la tercera fase, del 21 de abril al 31 de mayo, mostró una disminución mayor del 30% en algunos de ellos.
Finalmente, el titular de la CAMe, Víctor Hugo Páramo, dijo que el taller fue muy productivo y que sus aportaciones abren la puerta al debate y a la investigación de otras variables y escenarios para “prepararnos ante lo que se ha descubierto” y sobre todo, para redoblar esfuerzos en la mejora de la calidad del aire, ante la llegada de un escenario de alta contaminación por ambiente seco y frío, lo que incrementará la presencia de partículas suspendidas y la coincidencia con la influenza estacional.