Ciudad de México, 13 de julio de 2020. De acuerdo con los resultados más recientes de la encuesta #ENCOVID19Infancia es urgente un llamado a abandonar, de una vez por todas, la errada noción de que el COVID-19 no afecta particularmente a la infancia, pues demuestran que las afectaciones económicas y sociales se sienten más en los hogares en México con niñas, niños y adolescentes.
El estudio muestra que los hogares con niños y adolescentes en México vieron sus ingresos reducidos en 73.5% de febrero a mayo de este año mientras que los hogares sin niños en 57.9%. Además, sólo 3 de cada 10 hogares con niñas, niños o adolescentes reciben apoyo de algún programa gubernamental de bienestar. Por ejemplo, sólo el 14.2% de esos hogares reciben la Beca Benito Juárez, señal de que este programa social aún no está alcanzando a toda la población que lo requiere.
“Aún persiste la noción de que la gran mayoría de los niños, niñas y adolescentes no se han visto afectados por la actual emergencia, pero estas cifras despejan cualquier duda en ese sentido: en México, las afectaciones económicas y sociales se sienten más en hogares con niñas, niños y adolescentes”, señaló Christian Skoog, Representante de la Organización en el país.
“Desde UNICEF, nos preocupa profundamente que en un contexto en el que los ingresos familiares en general se están viendo afectados negativamente a lo largo y ancho de México, las familias con menores de edad sean las más perjudicadas debido al alto nivel de vulnerabilidad tanto en lo referente a alimentación como a salud y seguridad que ya padecían millones de niños, niñas y adolescentes en el país antes de la pandemia y que podrían agravarse si no se actúa con rapidez y eficacia inmediatas,” resaltó Christian Skoog.
Algunas de las consecuencias inmediatas observadas a través de la encuesta son una menor inversión a nivel familiar en alimentos que permitan una adecuada nutrición, en artículos de higiene o en aspectos relacionados con el cuidado de la salud, la continuidad de la educación, etc. Estas afectaciones son más evidentes en las familias con menores recursos, ampliando así el potencial de aumentar las desigualdades sociales ya existentes y dificultar aún más la igual de oportunidades durante la infancia y adolescencia. Por ejemplo, la encuesta revela que la inseguridad alimentaria moderada o severa afectaba a alrededor de 1 de cada 4 hogares con niños, mientras que la proporción se reduce de 1 de cada 5 en los otros hogares.
En lo referente a la educación, el 78.6% de los hogares con niños en edad escolar expresaron que tuvieron dificultades para continuar con la educación de sus hijas o hijos debido a la falta de computadora o internet, de apoyo docente, de conocimientos o de libros y material didáctico, lo cual indica que se están ensanchando las brechas en el país en cuanto a aprendizaje y que, a mediano y largo plazo, los niños, niñas y adolescentes provenientes de las poblaciones más vulnerables sufrirán una disminución de sus oportunidades en la vida a menos que se tomen medidas inmediatas para prevenirlo.
Sobre la convivencia familiar, el 35.7% de los hogares con niñas y niños reportaron síntomas de ansiedad severa (frente a 26.7% en los otros hogares) y el 34.2% informan que las discusiones y las tensiones han aumentado.
Por todo ello, UNICEF reitera la importancia de ampliar los programas de protección social y bienestar para los hogares con niños, niñas y adolescentes -entre los que están Becas para Estudiantes Benito Juárez, Pensión para el Bienestar de Personas con Discapacidad y Beca para Niñas y Niños, Hijos de Madres Trabajadoras, entre otros-, de los programas de asistencia alimentaria a familias vulnerables y de ofrecer apoyo en el ámbito psico-social para fortalecer la capacidad de hacer frente a los problemas.