Las personas que habitan en viviendas precarias, es decir, con pisos de tierra, muros y techos de materiales endebles o de desecho y que además se sitúan en lugares demográficamente densos, con poco o casi nulo acceso a servicios básicos como agua potable y drenaje, tienen un mayor riesgo de contagio comunitario frente al COVID-19.
Con base en ese diagnóstico, el Centro CEMEX-TEC diseñó el Índice de Vulnerabilidad en Infraestructura de la Vivienda ante el COVID-19 (IVIV-COVID), cuyo objetivo es ayudar a medir la vulnerabilidad de las viviendas mexicanas frente al virus.
Las viviendas precarias tienen limitado espectro de acción de seguir las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud, por lo que el objetivo del Índice de Vulnerabilidad es ubicar estas viviendas y medir cuánto influyen tanto su materialidad como su nivel de carencias en la propagación de la enfermedad; para así contar con datos estadísticos que ayuden a dirigir las acciones, así como influir en el diseño de políticas públicas que promuevan mejoras en este tipo de viviendas.
El índice mapea y presenta información sobre la vulnerabilidad de las viviendas en el país, generalmente establecidas en contextos de informalidad y que pueden representar un riesgo de mayor contagio del virus para los habitantes, ya sea por la precariedad o carencia de los servicios como agua potable y drenaje, así como por los materiales con los que la vivienda está construida, el hacinamiento, la carencia de acceso a la salud y su ubicación en zonas de alta densidad.
Entre los principales resultados que arroja el IVIV-COVID, destaca que el 13.3% (329) de los 2 mil 444 municipios analizados no son vulnerables, el 15.26% (373) tienen una vulnerabilidad alta y únicamente el 1.6% (40) registran una muy alta.
En cifras poblacionales los no vulnerables representan al 13%, los de vulnerabilidad alta es el 18.3% y los de muy alta son el 1.8%.
Respecto a las entidades federativas, Oaxaca es la que cuenta con el mayor número de municipios con una vulnerabilidad muy alta (15), seguida de Puebla y Veracruz (ambas con 9). Por el contrario, las entidades con la tasa más alta de municipios sin vulnerabilidad son Jalisco (49), Zacatecas (43) y Chihuahua (39).
El IVIV-COVID busca ayudar a mejorar la toma de decisiones en materia de políticas públicas en el corto, mediano y largo plazo relacionadas con el coronavirus, ya sea desde los gobiernos de cualquier nivel, así como para la iniciativa privada y la sociedad civil.
En México, aproximadamente 14 millones de hogares no gozan del derecho a la vivienda digna y decorosa, esto representa al 45% del total de viviendas registradas en el país, de acuerdo con el informe de Derecho a la Vivienda del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) del 2015.
“El IVIV-COVID tiene una correlación positiva con la pobreza y el número de fallecidos, por lo que este índice, además de tomar en cuenta la vulnerabilidad de la vivienda ante el COVID-19, refleja aquellas zonas que requerirán más ayuda para que sus habitantes puedan mantener su alimentación, requerirán de que se les explique con mayor detalle cómo cuidarse, y da luz a las instituciones públicas y privadas para detectar las zonas más propensas de riesgo a tiempo ”, indica Araceli Ortega Díaz, Investigadora de EGOB y líder del área de Economía del Centro CEMEX–TEC, coautora del Índice.