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Opinión

Sistema penitenciario mexicano debe ofrecer real reinserción social a ex-reclusos

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Por Clara Alondra Sánchez Estrada*

En la actualidad existen mecanismos que ayudan a  contribuir en la disminución de los índices de criminalidad y reincidencia delictiva en México mediante la consolidación de los programas y procesos  de prevención, readaptación y reinserción social de las personas privadas de su libertad.

Por ello la actuación del sistema penitenciario con un enfoque a la reinserción social y cuyos temas relativos implican serán de vital importancia para el cumplimiento de estos mecanismos, por una parte la coadyuvancia del Instituto de Reinserción Social y por otra la Ley Nacional de Ejecución Penal.

De acuerdo con la Ley Nacional  de Ejecución Penal (DOF 10-06-2016.) entendemos por Sistema Penitenciario: Al conjunto de normas jurídicas y de instituciones del Estado que tiene por objeto la supervisión de la prisión preventiva y la ejecución de sanciones penales, así como de las medidas de seguridad derivadas de una sentencia, el cual está organizado sobre la base del respeto de los derechos humanos, del trabajo, la capacitación para el mismo, la educación, la salud y el deporte como medios para lograr la reinserción de la persona sentenciada a la sociedad y procurar que no vuelva a delinquir;

Se entiende por Sistema de Reinserción: Al conjunto de derechos del sentenciado privado de su libertad, que se materializan a través de un programa estratégico individualizado que se regirá sobre la base del trabajo, la capacitación laboral, la educación, el deporte y la salud, así como de un entorno de condiciones fácticas y jurídicas, respetuoso de los Derechos Humanos en el cumplimiento de la pena o medida de seguridad impuesta, a fin de procurar que al salir del Centro Penitenciario conviva armónicamente en sociedad y no vuelva a delinquir.

Derivado de los conceptos podemos comprender la problemática que existe y persiste en nuestro país, de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) egresaron 108,481 personas durante el 2019 de los centros penitenciarios estatales, de los cuales, 92,458 fueron hombres y 16,023 mujeres. La entidad federativa que más egresos tuvo fue el Estado de México con 15,748 seguida de Baja California con 13,360.

Por otro lado, respecto de los egresos de adolescentes de centros de tratamiento o internamiento, el número fue de 2,069. La entidad federativa con más egresos de adolescentes fue Ciudad de México con 420, seguida de Nuevo León con 256 y de Sonora con 201 (INEGI, 2019).

Es decir, el total de personas egresadas de centros penitenciarios estatales durante el año 2018, considerando hombres, mujeres y adolescentes fue de 104,060 (INEGI, 2019). ¿Pero a cuántos de ellos en realidad se les brindan suficientes elementos para tener un buen proceso de reinserción en la sociedad?, ¿Existen diseños de estrategias efectivas de reinserción social que garanticen que la población reclusa pueda reincorporarse a su comunidad de manera productiva?, ¿Realmente el sistema penitenciario está llevando a cabo la reinserción social?

Es por ello que existen actividades en las que se involucran a los internos y convenios con empresas o instituciones para conformar bolsas de trabajo para la población egresada, a pesar de esto no todos los reclusos realizan alguna actividad y no todos los centros penitenciarios estatales cuentan con estas vinculaciones institucionales o recursos para dar empleo, albergue o asesoría a los liberados.

Al respecto organismos como la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, así como por leyes vigentes nacionales han propuesto modelos de sistema penitenciario donde involucran a diversos actores en una política que busca solucionar el problema público de la situación de las personas (hombres, mujeres y adolescentes) que estuvieron en centros de readaptación, de tratamiento o de reinserción social.

Con base en esto, existe un análisis de apoyo para que las personas liberadas de prisión se les brinden oportunidades, y justo es en la Ciudad de México donde se encuentra el Instituto de Reinserción Social que “trabaja con un conjunto de elementos articulados para apoyar a las personas liberadas en el proceso de reinserción a la sociedad” (Gobierno de la Ciudad de México, 2019).

El Instituto de Reinserción Social tiene cinco objetivos principales:

  • Consolidar el proceso de reinserción social en la población egresada de centros penitenciarios.
  • Generar oportunidades para convivencia pacífica.
  • Contribuir a la prevención y disminución de reincidencia delictiva.
  • Procurar que los liberados tengan un futuro digno.
  • Hasta, ofrecer servicios postpenales (laborales, educativos, sociales, etc.)

El Instituto también cuenta con diversos servicios:

  • Laboral. Capacitación para autoempleo, canalización para obtener microcrédito, vinculación laboral, entre otros.
  • Educativo. Preparatoria abierta, se orienta para concluir estudios de nivel medio superior, se ofrecen talleres y pláticas educativas, entre otras actividades.
  • Médico y Psicológico. Se ofrecen servicios como revisión médica, diagnóstico psicológico inicial, grupos de terapia grupal y familiar, canalizaciones a distintas clínicas.
  • Apoyos Sociales. Se apoyan a personas liberadas en cuanto a información sobre albergues, canalización a comedores públicos, donación de ropa, apoyo a personas que requieran transporte público.
  • Gestión y Asesoría Jurídica. Se brinda asesoría jurídica para concluir trámites y poner en orden sus documentos.
  • Biblioteca. Se prestan libros a personas usuarias por un mes.
  • Talleres. Van desde resolución de conflictos, inteligencia emocional, manejo de emociones, pintura. (Gobierno de la Ciudad de México, 2019).

La reinserción social es obligación del Estado en cuanto a garantizar a los individuos privados de su libertad, los mecanismos que les permitan reintegrarse a la sociedad mediante el trabajo, la capacitación, la educación, la salud y el deporte…

Por lo tanto, se debe proporcionar en el caso de los adolescentes y/o adultos jóvenes responsables de la comisión de alguna conducta antisocial y proclive a ésta, los elementos formativos y disciplinarios, habilidades sociales y laborales que los conduzcan a un mejor desenvolvimiento en su vida individual, familiar y social.

Por lo que los sistemas penitenciarios deben de  ofrecer a los internos, seguridad jurídica, legalidad, vida digna y ética social, con el propósito de que las personas sancionadas con reclusión y puestas en libertad, tengan una sana reinserción social y eviten la reincidencia de actos ilícitos, es decir apostando por la no repetición del delito y por la posibilidad de que los excarcelados tengan una oportunidad de desarrollar un proyecto de vida integral.

No se debe perder de vista que las víctimas y ofendidos son el centro de atención y a quienes se les restaurará el daño causado.

*Alumna de la Maestría en Ciencias Penales y Criminalística de la Facultad de Derecho de la Barra Nacional de Abogados.

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Sheinbaum y la dificultad de hacer efectivo el poder de la silla

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La sutileza con la que la presidenta Claudia Sheinbaum ha venido alterando el tablero político que le fue heredado es relevante. No ha sido fácil. Ha sido posible pulsar su inconformidad a través de sus voceros y propagandistas que, disfrazados de periodistas, critican en los principales medios de comunicación las desaseadas formas en las que se edifica el llamado segundo piso de la Cuarta Transformación.

No es que busque una ruptura de los ideales y el proyecto establecido por su antecesor Andrés Manuel López Obrador, sin embargo, lo que sí quiere es dejar de tener sólo el membrete de mandataria y hacer efectivo el poder de la silla presidencial.

La designación del nuevo titular de la Fiscalía de la Ciudad de México no sólo representa una prueba para Claudia Sheinbaum en términos de control político, sino también una oportunidad para reposicionarse frente a las tribus que colonizan y conviven al interior del movimiento que fundó AMLO.

En particular, una corriente significativa dentro de la clase política ha comenzado a expresar, cada vez con mayor volumen, su incomodidad ante las maniobras para imponer a Bertha Alcalde como nueva fiscal. Un movimiento orientado a seguir la estrategia que impulsan “los duros” para mantener acotada la influencia de Sheinbaum en la capital, lugar del cual fue gobernante.

La decisión del Consejo Judicial Ciudadano de aplazar la definición de la terna de candidatos prevista para su anuncio este 2 de diciembre es un síntoma de ello. Si bien la presidenta se enfrenta a la necesidad de consolidar su liderazgo y demostrar que no es sólo una extensión del mandato de López Obrador, también debe gestionar con cautela para evitar la fragmentación de las bases que sostienen a la autodeterminada Cuarta Transformación. La familia Alcalde, con un poder consolidado, es percibida por algunos como un aliado necesario, pero, también, es vista por otros como una camisa de fuerza que la mandataria debe empezar a desabrocharse.

La Fiscalía no es sólo un asunto técnico o de política local, sino una posición estratégica en donde se juega el equilibrio de poder entre las distintas facciones de la Cuarta Transformación. Desde que salió de Ciudad de México para convertirse en candidata presidencial, Sheinbaum ha recibido agravios significativos: el descarrilamiento de Omar García Harfuch como su sucesor; la Reforma Judicial como una bomba de tiempo; la abierta y desafiante independencia de los líderes de Morena en el Congreso con Adán Augusto en el Senado y Ricardo Monreal en Diputados; así como la captura del partido Morena con Luisa María Alcalde y el hijo de AMLO, que si bien fue el vehículo que la llevó al poder, corre de manera paralela a ella, quien se supone es la máxima autoridad.

A eso se suma la renovación del periodo de Rosario Piedra en la Comisión Nacional de Derechos Humanos, CNDH, contraviniendo a su candidata Nashieli Ramírez; la desaparición de los órganos autónomos constitucionales que tuvo que abrazar de manera forzada; así como una Fiscalía General inoperante con una Gertz Manero de adorno. Sin embargo, para cada muro y dique que le instalaron la mandataria ha empezado a diseñar mecanismos para sortearlos sin un abierto choque.

Por ejemplo, la Ley Harfuch que dio facultades que por diseño institucional sólo le competen a la Fiscalía General. Es decir, si Gertz Manero no es funcional y se mantiene en su perenne letargo, la Secretaría de Seguridad Pública a cargo de su persona de confianza tomará el control de la estrategia contra el crimen organizado. Harfuch estrenó su nuevo halo político con la operación Enjambre en el Estado de México que, además de dejar disminuidos a grupos criminales, también lastimó a ciertos sectores políticos en una entidad que operativamente y por diseño electoral está bajo supervisión de Andy Junior, el hijo del expresidente.

Lo mismo está ocurriendo con el vínculo entre el gobierno y el sector empresarial que tienen como instrucción, a nivel doméstico e internacional, arropar a Altagracia Gómez por encima del secretario de Economía, Marcelo Ebrard, quien en su sistemático y franco entreguismo apuesta a su sobrevivencia en el gabinete a partir de su cercanía con Jared Kushner, yerno de Donald Trump.

En ese mismo sentido, se inscribe la lucha por la titularidad de la Fiscalía de CDMX, decisión que Sheinbaum estaría por buscar arrebatarle a la dupla de Clara Brugada/Martí Batres quienes de momento no tienen ningún contrapeso en la capital y quienes planean hacer de la ciudad una plataforma electoral que funcione como contrapeso a Sheinbaum en los procesos electorales venideros y contribuya al amurallamiento de su influencia.

Sin necesariamente ser culpable, Bertha Alcalde Luján podría ser, otra vez, víctima de este tipo de tensiones que la han dejado fuera en otros momentos como cuando intentó ser Consejera del INE o Ministra de la Corte, entre otros cargos. En el proceso para Fiscal de CDMX se mantienen, junto con la hermana de la presidenta del partido Morena, otros seis aspirantes: Anaid Elena Valero Manzano, Mario Alberto Martell Gómez, Ulrich Richter Morales, Fernando Moreno Caballero, José Alejandro García Ramírez, Francisco Javier Rodríguez Espejel.

Los perfiles son menores e irrelevantes, salvo un par de casos que cumplen con la ciudadanización de la justicia en la capital.

Será interesante ver cuáles son los nuevos tiempos que se establecen para diseñar la terna final sobre la cual Clara Brugada elija -con anuencia o no de la presidenta Sheinbaum- la propuesta final que eventualmente deberá ser votada en el Congreso de CDMX; espacio en el que la confrontación entre tribus salga a relucir. 

*** Miguel Ángel Romero: Analista y consultor político. Por más de 12 años, creador de estrategias de comunicación para el sector público y privado. Licenciado en comunicación y periodismo por la UNAM y maestro en gobierno por el Instituto Ortega y Gasset. Observador del uso de las nuevas tecnologías y su impacto en la democracia.
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Rosacrucismo y masonería: misterio y transformación

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El Rincón de Giróvago, por J. Alejandro Gamboa.

Me intriga cómo ciertos movimientos logran trascender el tiempo, influyendo en disciplinas como la espiritualidad, el arte y la ciencia. El rosacrucismo y la masonería son dos de ellos. Estos movimientos esotéricos han dejado una huella profunda en la historia, aunque para muchos siguen envueltos en un halo de misterio, ignorancia o desconocimiento.

Adentrémonos un poco en su legado para comprender por qué aún generan fascinación y controversia.

Entre la rosa y la cruz.

El rosacrucismo surgió en Europa a principios del siglo XVII. Este movimiento proclamaba una reforma universal basada en el conocimiento místico y científico. Lo que más me llamó la atención fue el simbolismo detrás de su nombre: la rosa y la cruz. Estos no son solo adornos, sino representaciones de la unión entre lo espiritual y lo material, un equilibrio que sus miembros buscaban en su camino hacia la transformación personal.

El rosacrucismo es representado en la actualidad por organizaciones como la Antigua y Mística Orden Rosae Crucis (AMORC), fundada en 1915 en Estados Unidos, con presencia en múltiples países, aunque no se dispone de cifras exactas de membresía.

En México, su influencia parece remontarse al siglo XVIII, aunque se conoce más de ella a principios del siglo XX; su Gran Logia de Habla Hispana para América, establecida en León, Guanajuato en 1999, cuenta con miembros en 22 países del continente. Estas logias promueven la búsqueda del conocimiento espiritual y la transformación personal.

Su influencia ha sido notable. Desde la literatura hasta la filosofía, el rosacrucismo ha inspirado a artistas y pensadores. Sin embargo, no todos comparten esta admiración. Algunos críticos lo ven como un movimiento excesivamente hermético, cuya naturaleza secreta ha dado pie a malinterpretaciones y teorías conspirativas.

La masonería: construyendo valores simbólicos.

La masonería, con raíces en las guildas medievales (asociaciones de artesanos, mercaderes o comerciantes que se organizaban mediante el pago de una cuota) de constructores, va más allá de las logias que solemos imaginar. Este grupo busca el perfeccionamiento moral y espiritual de sus miembros a través de rituales y símbolos que evocan enseñanzas ancestrales.

Lo más interesante fue cómo la masonería, al igual que el rosacrucismo, comparte intereses en tradiciones como la alquimia y la cábala, formando un puente entre lo práctico y lo espiritual.

La masonería está organizada en logias que se agrupan bajo Grandes Logias o Grandes Orientes. Por ejemplo, la Gran Logia Unida de Inglaterra, fundada en 1717, es una de las más antiguas y cuenta con más de 200 mil miembros.

En México, según la información disponible al profano la masonería se estableció formalmente en 1825, y en 2019 se estimó que había alrededor de 1,750,000 masones en el país. Dentro de estas logias, existen diversos ritos como el Rito Escocés Antiguo y Aceptado, el Rito Yorkino y el Rito Francés o Moderno, cada uno con particularidades rituales y estructurales.

Sin embargo, también está lejos de ser un movimiento exento de críticas. Su carácter reservado ha generado desconfianza. Algunos detractores los acusan de promover ideas gnósticas alejadas de las tradiciones religiosas ortodoxas, mientras que otros defienden su papel como guardianes de conocimientos que integran ciencia, arte y espiritualidad.

Después de explorar ambos movimientos, me quedó claro que tanto el rosacrucismo como la masonería han contribuido significativamente al pensamiento esotérico occidental. Sus enseñanzas buscan algo que creo todos anhelamos en cierta medida: la transformación personal y la búsqueda de un propósito superior. Pero su hermetismo, paradójicamente, ha sido también su mayor desafío, generando tanto admiración como rechazo.

En un mundo cada vez más abierto y tecnológico, me pregunto cómo estas fraternidades podrán adaptarse y mantener su relevancia. Qué acciones están realizando para mantener a sus miembros interesados o de qué manera pueden continuar su labor apoyadas en una membresía ilustrada y humanista.

Para mí, su legado es un recordatorio de que la búsqueda de conocimiento ya sea a través de símbolos, ciencia o espiritualidad, es un camino que nos define como humanos. Quizá, al final, el verdadero misterio no está en sus rituales, sino en lo que podemos aprender de ellos sobre nosotros mismos.

***Alejandro Gamboa C. Licenciado en periodismo con estudios en Ciencia Política y Administración Pública (UNAM) Enfocado a las comunicaciones corporativas. Colaboró como co editor Diario Reforma. En temas de ciencia y comunicación en Milenio y otros medios digitales. Cuenta con 15 años dedicado a las Relaciones Públicas. Ha colaborado en la fundación de la Agencia Umbrella RP. Ha realizado trabajos como corrector de estilo, creador de contenidos y algunas colaboraciones como profesor en escuelas locales.

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¿Estamos cerca de una Tercera Guerra Mundial?

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No es raro que, al leer las noticias, surja la pregunta: ¿estamos más cerca de una Tercera Guerra Mundial? Como observador diletante de los eventos internacionales, me gustaría compartirles algunas reflexiones sobre las tensiones que actualmente sacuden el tablero global.

El punto de inflexión. Desde 2022, cuando Rusia invadió Ucrania, el mundo ha estado observando cómo este conflicto escala en intensidad y alcance. Pero no es solo una guerra regional; es el epicentro de una disputa mucho más grande entre las potencias occidentales y Rusia.

La incorporación de Finlandia y Suecia a la OTAN en 2023 encendió aún más las alarmas en Moscú. Rusia ve la expansión de la OTAN como una amenaza directa a su seguridad, un factor que alimenta su narrativa de defensa nacional. Me he preguntado, como muchos, si esta expansión es una estrategia preventiva o, paradójicamente, un catalizador de mayores conflictos.

Misiles de largo alcance, el juego de EUA. Antes de que Biden se vaya nos ha dejado un regalo: dio luz verde a Ucrania para usar misiles de largo alcance contra objetivos dentro de Rusia. Para algunos, esta medida representa un apoyo decisivo; para otros, una provocación que podría llevarnos al borde del abismo.

Rusia ha respondido con advertencias directas, considerando esta acción como una implicación de la OTAN en el conflicto. Esto me lleva a pensar: ¿cuánto más puede estirarse la liga antes de que se rompa?

IA y el papel de las armas nucleares. Los investigadores han planteado escenarios alarmantes sobre lo que una guerra a gran escala podría significar. En 2022, un estudio de Nature advertía que un conflicto nuclear entre Estados Unidos y Rusia podría desencadenar un “invierno nuclear”, con consecuencias catastróficas para la humanidad. Es un recordatorio crudo de que no hay ganadores.

Además, está el tema de la inteligencia artificial (IA), que ahora juega un papel clave en la seguridad global. Según la RAND Corporation, estas tecnologías tienen el potencial de cambiar radicalmente cómo se manejan las tensiones nucleares, pero también pueden aumentar el riesgo de malentendidos o respuestas automáticas peligrosas. Este es un punto que personalmente encuentro escalofriante: el futuro de la guerra podría depender de algoritmos.

¿Cooperación o confrontación? Al hablar con especialistas y leer informes, una idea persiste: el conflicto en Ucrania, la expansión de la OTAN y las decisiones estratégicas como el uso de misiles de largo alcance son piezas de un rompecabezas geopolítico que aún no sabemos cómo encajará.

Ante los bárbaros del siglo XXI, como decía el Dr. Enrique Dussel, algo queda claro: la diplomacia, la cooperación internacional y un enfoque en la paz son más necesarios que nunca.

Creo que el desafío no solo está en evitar un conflicto a gran escala, sino en redefinir cómo las naciones pueden coexistir en un mundo donde las tensiones parecen multiplicarse. Si algo nos ha enseñado la historia, es que el diálogo siempre será la mejor herramienta para prevenir el desastre.

¿Estamos al borde de una Tercera Guerra Mundial? Es difícil decirlo. Pero lo que sí podemos afirmar es que la humanidad tiene mucho que perder si no tomamos en serio las lecciones del pasado.

***Alejandro Gamboa C. Licenciado en periodismo con estudios en Ciencia Política y Administración Pública (UNAM) Enfocado a las comunicaciones corporativas. Colaboró como co editor Diario Reforma. En temas de ciencia y comunicación en Milenio y otros medios digitales. Cuenta con 15 años dedicado a las Relaciones Públicas. Ha colaborado en la fundación de la Agencia Umbrella RP. Ha realizado trabajos como corrector de estilo, creador de contenidos y algunas colaboraciones como profesor en escuelas locales.

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