Ciudad de México, 18 de septiembre de 2020. De acuerdo con el Estudio de Riesgo y Fraude de Kroll 2019-2020, el 41% de los encuestados calificaron como regulares o malos los programas de gestión de riesgo o fraude de sus empresas. No obstante, 35% opinó que eran buenos, 16,5% muy buenos y 2,53%, excelentes.
En el estudio realizado por Kroll, una división de Duff & Phelps, empresa líder global en soluciones de riesgo corporativo, gobernanza y transparencia, en conjunto con la Fundación Latinoamericana de Auditores Internos (FLAI) participaron 704 auditores internos de empresas de más de 500 empleados de todo el mundo.
La investigación concluyó que 41% de las empresas declararon que el área que lidera los esfuerzos de cumplimiento o Compliance es la de auditoría interna. No obstante, a pesar de que el 91% de las empresas declararon que han trabajado sobre prevención del fraude, menos de la mitad contestaron que auditoría interna juega un papel determinante al momento de la toma de decisiones en las compañías.
El estudio también revela que uno de los principales motivos para no lograr una gestión adecuada de riesgo de fraude en una compañía puede ser ocasionada por la falta de recursos humanos capacitados a tal fin, pues el 80% de los encuestados manifestó que había carencia de personal para ejercer estas labores. De hecho, llamó la atención que el 15% en las empresas cuya nómina es igual o superior a 50.000 empleados, el departamento de auditoría interna estaba conformado por 15 personas o menos.
Esta tendencia observada especialmente en Latinoamérica, según el documento de Kroll, evidencia que hay una correlación entre las presiones económicas y laborales con la mayor probabilidad de que se cometa fraude. No obstante, afirman que esto se puede corregir con el fortalecimiento de las áreas de auditoría interna, y la contratación y capacitación oficiales de cumplimiento pues, de hecho, el 89% de los encuestados señaló un buen programa de compliance ayuda a detectar y prevenir actos corruptos o fraudulentos.
De igual manera, 91% de los encuestados, por su parte, declaró que tenían al menos alguna participación en la evaluación del riesgo de fraude en toda la empresa. “A diferencia de esto, casi la mitad de los encuestados consideró que la auditoría interna no formaba parte de la toma de decisiones estratégicas en toda la empresa. Esto sugiere que, a pesar de que pueden tener alguna responsabilidad en la gestión del riesgo de fraude, la función puede sentir que no tiene un asiento natural en la mesa de toma de decisiones estratégicas o quizás la influencia para impulsar el cambio”, advirtió Kroll en el documento.
Ahora bien, todo este panorama llama la atención teniendo en cuenta que la recesión económica que se avecina en Latinoamérica, con caídas de PIB proyectadas en 9,1% en 2020 según el Banco Mundial, puede convertirse en una oportunidad predilecta para que las estafas y/o fraudes aumenten en las empresas, como suele suceder durante este tipo de episodios.
Juan Cruz Amirante, Director Ejecutivo Asociado de Kroll Argentina, explicó que en este contexto de crisis se conjugan con mayor frecuencia o facilidad ciertos factores que aumentan el riesgo y la exposición al fraude.
Entre ellos, que aumentan las oportunidades para que una persona pueda cometer un delito ya que las nuevas condiciones de trabajo podrían aún no contar con los procesos de control y monitoreo necesarios. Esto se debe, según Amirante, a que los protocolos de los oficiales de cumplimientos y las áreas de auditoría interna vieron modificados radicalmente sus labores durante la pandemia. “Esfuerzos conjuntos, procesos adecuados y personal suficiente y capacitado, pueden hacer la diferencia y revertir el crecimiento en el número de fraudes en la región”, señaló Juan Cruz Amirante, vocero de Kroll.