*Mariana Chilaca Llebenes
“La educación es el arma más poderosa que puede emplearse para cambiar el mundo”: Nelson Mandela.
La educación es una pieza clave dentro del desarrollo del ser humano, en la primer etapa de desarrollo debe ser primordial, pues a medida que el ser humano va desarrollando dentro de un ámbito familiar, va aprendiendo nuevas medidas, estrategias y técnicas de socializar, que van siendo imitadas del ámbito o medio en el cual éste se desenvuelva, pues el ser humano por naturaleza imita conductas que observa cotidianamente, en este caso los más pequeños se basan de lo que observan de sus padres que es con quien tienen un trato directo y constante.
Desde tempranas edades, las personas deben entender la realidad, la verdad libre de dogmas y creencias subjetivas, deben conocer cuáles son las razones en las guerras, crisis económicas, machismo, etc.
Por medio de esta observación, se aprenden a expresar sus emociones, mismas que si no son bien canalizadas pueden afectar el desarrollo psicológico del menor, como es la ira, el enojo, la frustración o el miedo; reflejados a través de la violencia, principalmente si la han padecido dentro del hogar, ya sea como testigos o como víctimas de esta.
Las personas deben ser formadas para la vida social, por esto es importante desarrollarse dentro de un ámbito sano y aprender a canalizar dichas emociones en el momento oportuno para prevenir conductas agresivas a la hora de socializar dentro de un ámbito familiar y también fuera de éste.
La educación integral es aquella actividad y proceso educativo aplicado desde las escuelas y principalmente desde los hogares y familia, orientado a formar a las personas para la vida social, con valores de respeto y honestidad. El rol de los padres en este proceso de desarrollo humano es fundamental para el menor, pues desde el núcleo familiar se debe formar de manera integral, sin esperar que dentro de la escuela se corrijan las conductas que no fueron canalizadas ni corregidas desde el hogar en la primera etapa de desarrollo del individuo.
Es indispensable que los jefes de familia motiven el pensamiento lógico de los menores de edad, pues son las personas más cercanas a estos. Una estrecha comunicación y conocer algunas características que se presentan durante los primeros años y hasta la adolescencia ayudaran a los adultos a educar mejor a sus hijos, sobre todo en el terreno de la lógica matemática, ya que este implica una actividad psicológica que permite una mejor comprensión, reflexión y sentido analítico para desenvolverse socialmente y enfrentar la toma de decisiones en los problemas cotidianos.
La educación es un instrumento primordial para disminuir, erradica y en el mejor de los casos prevenir a violencia y fortalecer el ámbito social entre individuos, pues a través de esta, se puede formar dentro de las nuevas generaciones mayor conciencia social, responsabilidad, honestidad, entre otros valores para la sana convivencia en sociedad.
Gestión educativa
El principal vínculo teórico entre educación y el comportamiento criminal es bastante directo: la educación aumenta las oportunidades de acceder a trabajos legales e incrementa sus salarios, lo cual reduce al atractivo financiero de las actividades delictivas.
La gestión educativa es un proceso orientado al fortalecimiento de los proyectos educativos de las instituciones, que ayuda a mantener la autonomía institucional, en el marco de las políticas públicas y que enriquece los procesos pedagógicos con el fin de responder a las necesidades educativas locales y regionales. Desde de la pedagogía se promueve el aprendizaje de los estudiantes, docentes y comunidad educativa en conjunto, por medio de la creación de un entorno de aprendizaje donde se reconozcan las instituciones educativas como un conjunto de personas sociales que tiene como responsabilidad el mejoramiento permanente de los aprendizajes de los estudiantes, con el fin de formar una sociedad integra.
Si bien desde el punto de vista teórico podemos identificar diferentes canales a través de los cuales se ve afectado el crimen por medio de la educación, usualmente las personas con poca educación son más propensas a delinquir en comparación con quienes tienen un mayor grado de estudios, en ocasiones se puede interpretar al revés: las personas propensas a cometer delitos es menos probable que permanezcan dentro de la escuela en comparación a una que no es propensa a delinquir.
Lo anterior porque, como se mencionó anteriormente, desde la educación en casa, la enseñanza de valores, y la canalización de conductas por emociones como el enojo, frustración o miedo, los humanos tendemos a repetir conductas que observamos dentro del hogar, dentro de este supuesto si el menor se desarrolla dentro de un ambiente de violencia observando las conductas de sus padres, repiten este patrón dentro de la comunidad escolar, lo que provocaría problemas dentro de ésta y, al tener este tipo de conductas, su rendimiento dentro de la escuela puede ser bajo, razón suficiente para que el niño se sienta desplazado o diferente dentro de este contexto, por lo que no quería seguir asistiendo a la escuela.
En otro supuesto, si el niño se desarrolla con el ejemplo de que alguno de sus padres delinque, el niño crecerá normalizando este tipo de conducta y se verá reflejado dentro del salón de clases, con pequeñas conductas, pero significativas, que al momento de reflejarlas deberán ser corregidas, pues si no se imponen límites desde una temprana edad, el niño no aprenderá a identificar lo que son buenas y malas conductas. Y así como estos supuestos, infinidad; el desarrollo psicosocial del menor se puede ver afectado por diferentes supuestos: el ambiente en el que se desarrolle, el entorno social, la comunidad, el nivel socioeconómico, etcétera.
La integración de la prevención del delito y justicia penal en todos los niveles de educación es esencial en la construcción de enfoques a largo plazo para la lucha contra el crimen y la violencia. También es importante para asegurar que el estado de derecho se respeta desde una edad temprana con el fin de construir sociedades seguras y próspero para todos los individuos.
La educación como el arte de formar, debe también plantearse un paradigma, el objetivo de alcanzar a través de ella una sociedad más justa y equitativa.
El Estado debe invertir en prevenir en mayores cantidades, antes que asignar más recursos para construir más carteles y formar más policías, e decir, se debe reducir el poder punitivo y aumentar la política social. Para eso se debe persuadir a las autoridades y políticos para que decidan invertir en policías que puedan dar resultados efectivos, al contrario de desperdiciar recursos en actividades que no favorecen la reducción de conflictos sociales.
Es necesario reformar las mallas académicas e incluir en ellas materias que formen las ser humano desde los ámbitos: humano y éticos. Pero también se necesita emprender un proceso profundo de educación institucionalizada y no institucionalizada. Pues, no se debe entender que el problema se soluciona con solo emprender un proceso revisionista y reformatorio.
Educación para la Justicia
Durante el 13º Congreso de las Naciones Unidas sobre Prevención del Delito y Justicia Penal, se adoptó la “Declaración de Doha”, la cual puso en relieve la importancia para prevenir el crimen, terrorismo y corrupción, y promover el desarrollo sostenible.
La Declaración de Doha lanzó un programa que incluye una iniciativa educativa innovadora y completa “Educación para la Justicia”
Este programa tiene como objetivo el de desarrollar y apoyar herramientas intelectivas e innovadoras para fomentar la integridad y habilidades desde una edad temprana para la resolución de dilemas morales y éticos básicos.*Estudia la Maestría en Ciencias Penales en la Facultad de Derecho de la Barra Nacional de Abogados.
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